El próximo 30 de julio Ferran Adrià servirá la última cena en elBulli. Las luces del que ha sido reconocido hasta en cuatro ocasiones como mejor restaurante del mundo no volverán a encenderse hasta 2014, cuando abra sus puertas elBulli Foundation, la nueva apuesta del chef , que dejará de ser un cocinero al uso para convertirse en un mecenas gastronómico que potenciará el «talento, la creatividad y la riqueza» con profesionales de todo el mundo.
Así lo explicó ayer en Madrid Fusión, donde presentó el proyecto del nuevo espacio en Cala Montjoi, en Girona. Será el arquitecto Enric Ruiz-Geli quien levante un nuevo edificio en el jardín y rehabilite algunas partes del establecimiento actual para hacer sitio a un centro de creación, un archivo digital con los 50 años de historia del restaurante y una sala de proyección. Todo integrado en el paisaje y 100% ecológico y sostenible. La empresa vasca Tecnalia será su socia dentro de esta revolución.
«El formato de elBulli como restaurante se había agotado», confiesa el cocinero. «Todo era muy previsible y necesitábamos un nuevo estímulo». Ahora no van a haber reglas. Bajo el lema 'Libertad para crear', Adrià y sus socios, su hermano Albert y Juli Soler, fomentarán la innovación gastronómica y la investigación. Junto a un equipo fijo de unas 10 personas, contarán con colaboradores «con talento» de diversas disciplinas, más allá de la cocina, que recibirán un sueldo. Diseñadores, arquitectos y artistas audiovisuales, entre otros, tendrán que pasar una criba para formar parte de este proyecto cuyos logros transmitirá un periodista.
La comunicación va a ser una de las claves. El nuevo Bulli colgará cada día en la Red de forma gratuita el resultado de sus sesiones creativas, que no sus recetas: serán «conceptos» culinarios para que otros puedan desarrollar sus propias creaciones. Los platos llegarán a Internet a final de temporada.
Dentro de esta nueva configuración, los clientes pasan a un segundo plano. «La misión de la fundación no es dar de comer, es crear», aclara el chef. Y aunque su intención es seguir ofreciendo comidas, aún no se sabe cuántos afortunados ni con qué periodicidad podrán probar las nuevas creaciones de Adrià y su equipo.
elBulli Foundation será de carácter privado y su puesta en marcha exigirá una inversión anual de entre 600.000 y 800.000 euros, que será cubierta por Adrià y Soler. «Un gran riesgo», según el chef, por lo que dejan la puerta abierta a la colaboración de patrocinadores. Dos años y medio tiene Adrià para reinventar elBulli, que «ya no volverá a ser el mejor restaurante del mundo», sino un banco de pruebas. Un tiempo en el que continuará dando clases en Harvard, viajará a numerosas ciudades del mundo para dar charlas. ¿Y sus trabajadores? Adrià va a hacerles el regalo de sus vidas: dos años y medio pagados, hasta la apertura de la fundación, para que hagan lo que quieran.
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