google.com, pub-2719367759049875, DIRECT, f08c47fec0942fa0 HUELGA DE HAMBRE | Cocineros Urbanos

Gastronomía del mundo moderno en donde el cuchillo no conoce a su dueño

2/10/09

HUELGA DE HAMBRE


Cocinando una huelga de hambre , los dirigentes se reunen a discutir el resultado de una huelga de hambre en caracas...

Así se cocina una huelga de hambre
"Hay que intentarlo de nuevo", exclama, mientras se jarta un pimiento de piquillo

En un restaurant de Caracas se reúnen varios dirigentes mediopositores, (dueños de medios que no se oponen a medias, sino con todo). Es una mesa de trabajo: van a evaluar los resultados de la huelga de hambre.

Algo de beber. Piden los clásicos escoceses previos a la pitanza. Mientras se acomodan, reciben expresiones de apoyo de otros asistentes al comedero. Un señor con cara y talla de "yo vendí al contado" aconseja no aflojar hasta que el teniente coronel renuncie. "Hay que intentarlo de nuevo", exclama, mientras se jarta un pimiento de piquillo.

Para picar. Los mediopositores levantan sus vasos para brindar por el gran éxito del ayuno estudiantil. "Desde los días de la guarimba no habíamos puesto al rrrégimen así, contra la cuerdas -opina el que actúa como jefe-. Ha valido la pena nuestro sacrificio".

Sale el chef en persona para honrar a tan distinguidos clientes. "Doctores, les ofrezco un solomillo de ciervo marinado a las finas hierbas, con salsa de setas y trufas", susurra meloso. Unos aceptan, otros se decantan por la pechuga de pato escabeche a la manera de Ferrán Adriá. Antes, claro, unas tapas. Toma la palabra el que actúa como jefe para decir que es necesario montar otra huelga y declararla indefinida. Algo atragantado con chistorras, exige conseguir más y más muchachos que se sumen. "Tenemos que repetir los gloriosos días del goteo militar, ñam, ñam& A cada rato, ñam, ñam, lanzaremos boletines de última hora diciendo que se sumaron cinco, ñam o mejor, ñam, ñam, veinte".

Plato fuerte. Llegan el ciervo y el pato (los platillos, se entiende). El presunto jefe, masticando a dos carrillos, expone su plan maestro: "Restableceremos aquella práctica de dar un parte de guerra todas las tardes a las seis. Las noticias tienen que ser dramáticas, tipos en terapia intensiva, a lo Ledezma, y madres desmayándose".

Otro de los asistentes hace un elegante alto en el yantar y recomienda que en los partes de guerra se use mucho vocabulario médico, que mete miedo por sí solo. "No basta repetir que están en huelga, hay que decir que los chamos presentan un cuadro crítico de dolor en el epigastrio, con pirosis retroesternal y síntomas de hipotensión ortostática. Eso, más la musiquita, pondrá a medio país en pie de guerra".

Postre. Los mediopositores devoran bienmesabes, marquesas y tres leches y resuelven que es hora de volver a la dura batalla. Previamente acuerdan que sería un golpe de mucho impacto si a la nueva huelga se sumaran unos cuantos periodistas. "Yo tengo en mente a dos -dice el presunto jefe-. Además del escándalo que se armará, a ellas no les vendría mal porque ya se me han puesto como un par de globos".

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