google.com, pub-2719367759049875, DIRECT, f08c47fec0942fa0 LOS MEJORES RESTAURANTES DE BUENOS AIRES PARA COMER POR $200 ARGENTINA | Cocineros Urbanos

Gastronomía del mundo moderno en donde el cuchillo no conoce a su dueño

23/2/11

LOS MEJORES RESTAURANTES DE BUENOS AIRES PARA COMER POR $200 ARGENTINA

Chila

Chilla * Puerto Madero * Buenos Aires


Restaurantes en los que podés gastar un dineral hay muchos en Buenos Aires. La mayoría son solamente caros y te dejan la sensación de haber pagado más de lo que valían. Pero hay unos pocos en los que desembolsar un buen dinero reconforta, pues ofrecen una experiencia única. Aquí te recomendamos 5 lugares en los que vale la pena pagar más de 200 pesos por persona por la comida, sin contar el vino ni otras bebidas.

1. Para amantes del vino: Casa Coupage
Este restaurante a puertas cerradas, con sólo 8 mesas, funciona en un antiguo caserón de Palermo, con pisos de pinotea, mobiliario antiguo y galería con aires de patio andaluz. Aquí el acento está puesto en los vinos – sus tres propietarios son sommeliers-. Ofrecen un menú degustación de 6 pasos (cuesta 230 pesos), y se puede acompañar por una selección de 7 etiquetas de vino (otros 150 pesos). En tres de los seis pasos, los platos llegan a la mesa con dos vinos distintos, para que puedas probar cómo marida la comida con diferentes variedades, en una gran experiencia sensorial. La cocina – de autor- está definida por el uso de buenos productos, que logran sabores cristalinos: pulpo español, puré de papas y ajos asados, sal Maldon, pimentón y brotes aromáticos, entre las entradas; magret de pato, fondo de cocción, repollitos de Bruselas, láminas de plátanos fritos, entre los principales. Con una atención muy personalizada pero para nada invasiva, Casa Coupage tiene aires románticos. Es una gran opción para darse un gusto en pareja. Abre de miércoles a sábado, únicamente por la noche.
(Soler 5518, Palermo Hollywood / T. 4777-9295)

2. Para una experiencia high class: Chila
En un barrio high class como Puerto Madero, en el que todos los restaurantes cobran precios astronómicos por platos que en su mayoría no tienen correlato con su cotización, Chila es una excepción a la regla: lo que da a cambio compensa la cuenta. De inspiración francesa, la carta creada por la joven chef Soledad Nardelli propone sabores definidos, con ingredientes que tonifican el precio. Por ejemplo: crema de trufas con huevos cocidos a baja temperatura o foie gras grillé para las entradas, cochinillo en cocción larga o merluza negra entre los principales, siempre con guarniciones mínimas y delicadas, en la cima de la perfección. En Chila nada es estándar o convencional. Tiene vajilla de Villeroi Bosch, mantequeras de mármol, panes de patisserie, servicio impecable con mozos capacitados que saben lo que están ofreciendo, una magnífica carta de vinos con más de 250 etiquetas y un original sistema de precios: las entradas cuestan $95, los principales $150 y los postres 65 pesos. Chila, moderno, elegante y gourmet, es especialmente apropiado para una comida de negocios o una salida romántica.
(Alicia Moreau de Justo 1160, Puerto Madero / T. 4343-6067)

3. Para sorprenderse: La Vinería de Gualterio Bolívar
El menú de 16 pasos (250 pesos, sin vino) que propone La Vinería es un viaje. Casi tres horas de un tour gastronómico de vanguardia saltando de ración en ración. Nada parecido a lo que estamos acostumbrados a ver y probar. Alejandro Digilio, su chef y propietario, interpreta el sentido general de la gastronomía molecular y plantea un menú en el que se pasa por la sorpresa, la admiración y la duda franca. “¿Cómo se hace tal plato?”, “¿de dónde proviene ese gusto inclasificable?” son algunas de las preguntas que se formula el comensal. Es costoso porque emplea técnicas muy diversas a lo largo de todos los pasos. “Métodos al servicio del placer”, sostiene Digilio. En la lista de vinos, hay etiquetas de alta gama (por encima de los 150 pesos) y otros de precio medio. El lugar tiene capacidad para 20 cubiertos y sorprende por su austeridad: la atención al detalle en cada uno de los platos no es la misma que se le presta a la ambientación, que podría mejorar. Cuestiones estéticas al margen, es el mejor establecimiento de Buenos Aires para introducirse al abecé de la cocina molecular.
(Bolívar 865, San Telmo / T. 4361-4709)

4. Para cultivar el refinamiento: La Bourgogne
La Bourgogne es un ícono del lujo, una burbuja. Toda persona que aprecia el buen comer debería alguna vez en su vida poder invertir un dinerillo para obsequiarse una experiencia gastronómica de alta escuela. El más francés de los restaurantes porteños funciona en el Alvear Palace Hotel, comandado por Jean Paul Bondoux. Los precios, claramente, son desorbitados. Hay principales que cuestan 200 pesos y más. Menos el saludo de los mozos y del sommelier, todo lo demás se paga, incluso la copa de champagne que ofrecen como bienvenida. ¡Pero qué restaurante! Representa la sofisticación en su grado mayor (cuando concurren acompañadas por un caballero, la carta que se entrega a las damas, por ejemplo, no tiene precios). Probablemente en ningún otro restaurante de la ciudad el servicio sea tan distinguido. La cocina es francesa de inspiración clásica, pero actual. Todos los insumos que se utilizan son de alta gama. Otros high lights son la carta de vinos (más de 60 páginas, con foco en Francia), la bandeja de quesos y la canasta de panes. Para una primera incursión, lo más recomendable es el menú degustación. Si el refinamiento tiene precio, aquí vale la pena pagarlo.
(Ayacucho 2027, Recoleta / T. 4808-2100 / 4805-3857)

5. Para descubrir la auténtica cocina japonesa: Yuki
El sushi que habitualmente se nos ofrece en los restaurantes de los polos gastronómicos tiene poco y nada que ver con el sushi auténticamente japonés. Intenten pedir al señor Kaneto, propietario de Yuki, rolls con queso Philadelphia, y correrán el riesgo de que les incruste un palillo en ojo. Kaneto desprecia esos engendros y jamás servirá el sushi en puentecitos ni barquitos: sólo en bandejas tradicionales de laca. Yuki está escondido en una calle oscura del barrio de San Cristóbal y es el templo de la auténtica culinaria nipona. Se puede comer en la barra, en comedores privados o en tatamis (sentados en el piso y descalzos). Funciona desde 1966 y a esta altura los entendidos coinciden en que es el mejor restaurante de sushi de la ciudad: por la frescura y variedad de su materia prima y por las buenas artes del sushiman. Kaneto lo sabe y carga el prestigio en la cuenta (que se paga con gusto). También hay platos, que los mozos saben explicar con corrección.
(Pasco 740, San Cristóbal / T. 4942-7510)
FUENTE:JOY

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