google.com, pub-2719367759049875, DIRECT, f08c47fec0942fa0 En el negocio del vino | Cocineros Urbanos

Gastronomía del mundo moderno en donde el cuchillo no conoce a su dueño

12/2/09

En el negocio del vino





El pronóstico de cosecha de uva ajustado que presentó el Instituto Nacional de Vitivinicultura el martes, sirvió para advertir e ir perfilando un 2009 que será bien diferente a lo que ha estado ocurriendo en los últimos años en el sector. Sin ánimo de caer en un lugar común, hay que partir considerando el menor nivel de demanda que está provocando la recesión mundial. Esa menor demanda dirigida al vino ya se ha plasmado en los datos provisorios de ventas totales de la industria durante el año 2008, es decir lo que se vendió en el mercado interno más las exportaciones.

La comparación 2008 con 2007 arroja un magro 0,23% de aumento; en otras palabras, prácticamente nada. Y si en la comparación se incorpora el incremento de la población (poco menos que el 1% anual), estamos en presencia de una caída en el consumo de vino per cápita.

Cuando se separa lo ocurrido en el primer semestre y en el segundo, surge el dato que en la primera mitad del 2008 la variación todavía daba levemente positiva (pese a que en el mercado interno el conflicto con el campo y los consecuentes cortes de ruta ya habían afectado las ventas domésticas); pero comparando los segundos semestres de ambos años, el cambio es negativo.

Claro que no funcionó igual el mercado interno que el externo. Las ventas en el territorio nacional se han derrumbado 4% en 2008 señaló el presidente del INV, contador Guillermo Cruz, –según los datos provisorios– mientras que las ventas al exterior habrían aumentado 15%. Recordemos que las exportaciones venían creciendo a tasas de 25 al 30% todos los años, desde hace una década. Es decir que se ha producido un freno significativo. “Rusia, prácticamente ha desaparecido del mercado”, se escuchó decir en la reunión, con relación al principal comprador de vinos a granel que tiene hoy la Argentina. Pero también se han retraído las ventas de los vinos Premium en mercados consolidados.


¿Un buen o mal pronóstico?
En este contexto se dio a conocer el nuevo pronóstico de la cosecha 2009 que anticipa una producción para el país de 26 millones de quintales, casi 8% menos que en 2008 y, además, una caída del 16% con relación a los casi 31 millones de quintales de la cosecha récord de 2007. “Es importante comparar contra ese dato, que representa el potencial de producción actual, y es la comparación que haría cualquier productor”, señaló acertadamente García. Una merma de tal magnitud con respecto a aquel potencial, que llega al 13% en Mendoza y 25% en San Juan, es el resultado de accidentes climáticos, como heladas y granizo, y problemas de brotación, floración y cuaje en algunas variedades de alta producción.

¿Es esta una mala o una buena noticia? Para todos los productores que perdieron parcial o totalmente su cosecha es una mala noticia, pero no necesariamente para el resto, porque en un contexto recesivo –tanto nacional como internacional– como hemos visto en la primera parte de este artículo ¿a quién le venderemos todo el vino que se produzca? Y ya sabemos que el ajuste de exceso de producción llega por el lado del precio y de los ingresos y que quienes más sufren las caídas de ingresos son los que menos tienen. Pero también los “de más espalda” hoy enfrentan una coyuntura financiera desfavorable pues hoy el crédito “es caro y no hay”, como señalaba un funcionario de una entidad vitivinícola.

Queda por discutir ahora el porcentaje de la producción de uva que deberá destinarse a mosto, conocido en el sector como “el cupo”. Se trata de una medida conjunta que adoptan los gobiernos de Mendoza y San Juan, desde hace varios años, para evitar que se elabore vino por encima de lo que pueda demandar el mercado con la consecuente caída en precios e ingresos. Este mecanismo funciona bien siempre que haya demanda suficiente por el mosto que se elabora, porque de lo contrario lo que se acumularía sería mosto en lugar de vino, y en la próxima vendimia también caería el precio de la uva. Es decir que lejos de solucionarlo, lo que se logra es dilatar un problema. (...)
Entonces, esta menor producción de uva que tendremos en este año, lejos de ser una mala noticia (repetimos, exceptuando aquellos productores que perdieron su cosecha) debe ser tomada como buena, ya que el resto de los productores de uva podrán colocar la producción restante para que, en forma de vino o mosto, sea vendida (con todos los problemas que implica el contexto recesivo) y puedan seguir “en carrera”.

Además, los funcionarios encargados de diseñar los subsidios para atender antipáticos reclamos de los damnificados, y los contribuyentes –que ponen el dinero para esos subsidios– también estarán agradecidos.

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