google.com, pub-2719367759049875, DIRECT, f08c47fec0942fa0 PROPINAS OBLIGATORIAS | Cocineros Urbanos

Gastronomía del mundo moderno en donde el cuchillo no conoce a su dueño

7/10/09

PROPINAS OBLIGATORIAS


Proyecto de ley en San Luis propone que la propina sea obligatoria.....


La propina o marche preso

Dos senadores puntanos presentaron un proyecto de ley que propone hacer obligatorio el pago de 10% de la consumición por el servicio de los mozos. Una suerte de impuesto a salir a comer. Ante semejante idea, nos ponemos firmes en defensa de la libre generosidad.



Si hay un tema que nos afecta a todos en este país, es el de la propina en bares y restaurantes.

¿O acaso usted no tuvo alguna vez un rapto de generosidad y se dio el gusto de dibujarle una sonrisa al mozo poniéndole en la mano un billete grandecito en premio por la buena atención y la copa de jerez gratis después de la cena en la parrillada? ¿O, al revés, se mufó y contó las monedas para dejar lo justo después de esperar 45 minutos por un café con leche que encima llegó tibio?

En cualquiera de los casos, la platita o salió del bolsillo o se quedó al cuidado del cocodrilo que casi todos llevamos allí dentro. Y este tema algo tiene que ver con el presupuesto familiar: para algunos, no significa nada; para otros, poco pudientes, puede equivaler a volverse a casa caminando. Eso sí, el gasto por propinas nunca figuró en el balance anual ni en las libretitas de cuentas. Es más bien una cuestión emotiva, un gustazo que nos hace sentir generosos o, por defecto, una forma de marcar una atención desconsiderada.

Esto del premio al servicio amigable y del castigo a la desidia mediante la libre elección del comensal, viene siendo así al menos durante los últimos 33 años, desde que en 1976 se eliminó el "laudo gastronómico" y la propina pasó a ser una costumbre social. Pero ahora, resulta que los senadores justicialistas por San Luis Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso presentaron un proyecto de ley que propone hacer "obligatorio" el pago, como "propina" de 10% del total de la consumición.

Semejante idea nos parece un disparate. Para empezar, es un contrasentido: según el diccionario de la Real Academia, propina significa "agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio". Hacerla obligatoria por ley, equivaldría a convertirla en una carga social, prácticamente en un impuesto por salir a comer. Y, si bien uno paga sus impuestos porque, mal que mal, confía en que el Estado redistribuye en beneficio general, en este caso nos parece que aunque la redistribución vaya a parar a donde corresponde -el salario de los mozos-, el perjuicio para los presuntos beneficiarios sería mayor que la ganancia.

Es que, como están las cosas -cierto mal humor social, sueldos que no alcanzan- más gente dejaría de ir a tomar algo, disgustada por la antipática imposición. Y, a la corta o a la larga, el sector gastronómico vería disminuidos sus ingresos. Con lo que los primeros en sufrir las consecuencias serían los esforzados hombres y mujeres de bandejas llevar.

Por otra parte, nos parece atinada la advertencia de Luis María Peña, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Café a nivel nacional: "Obligar al cliente a pagar 10% extra, tanto si te atienden bien como si lo hacen mal, es una invitación a que te atiendan mal".

No somos tacaños. Hemos dado mucho en años de café, vermouth y tenedor libre. Admiramos a los mozos serviciales y queremos que les vaya bien. Es más, dependemos del flechazo de esos cupidos que nos enamoran el estómago con rabas crujientes, lomitos desbordantes y tintos de la casa. Pero sentimos que la ley de los puntanos nos privaría del inalienable derecho de ser generosos cuando nos plazca.

La propina no se mancha.

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