El jueves al mediodía, por caso, la gente de La Dorita estacionó su Camaleón Rutero en la esquina de Humboldt y Costa Rica, Palermo, para compartir sandwiches de cuadril –marinado con aceite de oliva, ajo, romero, tomillo, jengibre, pimentón y luego braseado– con tomates confitados y rúcula, que preparaban Martín y Sebastián. Invitación de la casa, sí, porque la venta en el espacio público no está permitida. "Distinto es cuando te convocan para participar de un evento privado en el cual vendés una carta acotada. O un evento privado, donde ponés el carro y repartís lo que eligieron los organizadores para, por ejemplo, un final de fiesta", explica Diego Parra.
En la fila había curiosos de a pie y trabajadores de las oficinas de la zona que se iban pasando el dato.
El mismo jueves por la tarde/noche varios carritos se instalaron en el predio El Dorrego (en Zapiola 50, el Distrito Audiovisual, la sede de la Feria Masticar, sí), donde El Gato y la Caja (la publicación online de divulgación científica) presentaba su anuario en un evento organizado por YelpBA y la Asociación Argentina de Gastronomía Móvil. Regalaron shawarmas, risotto de lomo, mini paninis, nachos, waffles y milkshakes, preparados en las cocinas móviles de MoodFood, Panini y Trixie American Diner.
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