google.com, pub-2719367759049875, DIRECT, f08c47fec0942fa0 BASQUE CULINARY CENTER 2010 | Cocineros Urbanos

Gastronomía del mundo moderno en donde el cuchillo no conoce a su dueño

12/7/10

BASQUE CULINARY CENTER 2010

Pedro Subijana ejerció de profesor en el primer curso de la nueva 
instituciónAdrián Fernández es granadino, apenas tiene 18 años y quiere ser cocinero. A través de internet conoció el nacimiento del Basque Culinary Center y supo que esa futura ‘universidad de la cocina’ organizaba este mes un primer cursillo experimental de quince días de duración. Se apuntó y aquí está, feliz y ‘empachado’ de conocimientos: el lunes conoció el mundo de las verduras de la mano de Roberto Ruiz, el miércoles vivió una inmersión en la alta cocina con Pedro Subijana, ‘fabricará’ quesos en Orozco o entrará en un atunero. «Yo quiero ser cocinero y este curso es un aperitivo fantástico», dice.


En total son 24 los chavales entre 15 y 18 años que participan en este curso. Hay otro chico asturiano y el resto son guipuzcoanos. La mayoría acaricia la idea de dedicarse a la cocina y ven este curso como un banco de pruebas. Pero también es un curso experimental para la organización: se trata de la primera actividad del Basque Culinary Center, la universidad gastronómica promovida por Mondragon Unibertsitatea, los cocineros vascos y las instituciones.

Pedro Subijana ejerció de profesor en el primer curso de la nueva institución
«Hasta que la sede de Miramón esté lista, el proximo verano, empezamos las actividades para ir engrasando la maquinaria», explican Yayo Galiana y Luisa López Tellería, del BCC, que se ocupan estos días de esta primera remesa de alumnos. «En septiembre empezará el primer máster reglado y en verano hemos organizado este curso para jóvenes: sirve de prueba para ellos… y para nosotros», explicaba con una sonrisa Luisa López.
Y es un curso de lujo: algo de teoría, mucha práctica y los mejores profesores. «Cuando empezó, el lunes, preguntamos a los inscritos si venían aquí por voluntad propia o por indicación de sus padres», añade Luisa López. «Y nos sorprendió muy favorablemente que todos decían que había sido una decisión propia». ¿Por qué? Mientras trabajaban con Subijana en una clase práctica, iban contando sus motivos. «Quiero ser cocinero», afirmaba sin duda uno de los alumnos, donostiarra. «Aún no tengo claro qué carrera estudiar, y pienso que estas clases pueden ayudarme a decidir», respondía una compañera. Y el granadino Adrián Fernández lo tenía claro: «Por lo que he visto, el Basque Culinary Center puede ser algo único y me gustaría estar ahí».
Pedro Subijana es un hombre feliz con esta iniciativa. Él fue hace «demasiados años», según bromea, uno de los padres de esta idea, y es un defensor militante de mejorar la enseñanza de la gastronomía. Su nueva y coqueta aula habilitada en Akelarre ha servido de escuela para esta veintena de entusiastas.
El programa de los alumnos es intenso. Clases de Roberto Ruiz, David de Jorge, Bruno Oteiza o Juan Mari Arzak, en una sociedad conocieron las relaciones entre cine y gastronomía de la mano de Fernando Bernués, han visitado el museo del chocolate de Tolosa de la mano de los Gorrotxategi, harán queso en Orozco con Mikel Zeberio, entrarán a un atunero, recorren mercados… «¡Ojalá hubiese tenido yo esto de joven!», concluye Subijana.

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